lunes, mayo 03, 2004

Diluvio...

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Qué manera de llover... desde hace tres días no para y, por supuesto, hace un frío de terror... qué se yo, los días de lluvia son lindos para quedarse en la cama, leer hasta que te duelan los ojos y dormir hasta que se recuperen, pero esto de hacer salir a las nenas a las 8:30 am para ir al colegio, es tortura... Cuando abrimos la primera puerta de la entrada, el aire frío te deja casi sin aliento y, bueno, como dice la Yola, yo ando con el termostato averiado desde hace un buen, porque tengo frío a todas horas...

¿Los ánimos? Ahí van... pienso en mi papá, de reposo absoluto, con insuficiencia renal y, para colmo, hepatitis... y yo tan relejos... Cómo será que la mujer que ahora es su pareja y que nunca me habla más que lo elemental cuando responde el teléfono, ayer se atrevió a decirme que está mucho mejor... y bueno, no les aplaudo los métodos que utilizaron para poder estar juntos, pero tengo que reconocer que lo está cuidando y se lo agradezco desde el alma (si, ya, me estoy poniendo viejita y me estoy reblandeciendo, si me lee mi mamá, seguro me cuelga...)

Anoche, en el desvelo, miraba a Isa que dormía a mi lado... su carita distendida, relajada, su piel tan blanca, sus largas pestañas, su boquita tan rosada, la cascada de sus cabellos derramada sobre la almohada... estaba apoyada de lado y tenía una de sus manitas bajo el cachetito... con la otra abrazaba por el cuello hasta el ahorque a Tomás, su inseparable jirafa, sin la cual no puede dormir (al final la que duerme con la jirafa soy yo, porque en algún momento la larga y termino yo abrazándola)

Pensaba tantas cosas mirándola... más bien las sentía y entendía desde ese sentir, por qué aún sigo dando la lucha día a día con todos estos fantasmas que me atormentan... una parte de mi sabe que con borrarlos de mi mente quedaré libre... la otra no sabe cómo hacerlo... eso sí, si no lo logro no será porque no lo intento cada segundo de mi vida...

Me voy a darme una ducha con Isa y a meterme en la cama, me sacaron sangre hoy y desde entonces, la cabeza se me cae del dolor, ya bajé los correos y solo reenvié uno que me pareció urgente, pero juro que no puedo con mi alma, el resplandor de la pantalla de la laptop me agrede terriblemente los ojos...


"lo que hace a las cosas imposibles...
es el no atreverse..."


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