domingo, octubre 21, 2012

Por eso me voy...

Pensando en pausas, en los paréntesis que alguno de los miembros de una pareja pide, para pensar, para solucionar, para lo que sea, me vino a la memoria un cuento de Bucay, que habla de una princesa  que elegiría marido entre todos los que fuesen capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día.

Después de 364 noches y 365 días, aquel que había amado a la princesa desde que era un niño, aquel que había resistido nevadas, lluvias, calores sofocantes, tan solo porque la amaba, se levantó del muro y se fue...

Al llegar a casa de su madre, ésta le dijo:

- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó? ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó:

- ¿Sabes, madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi, ni de mi Amor, ¿verdad madre?

"Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace es porque todo se ha terminado", diría Bucay. 


Quien te quiere de verdad, te quiere a su lado, aunque haya que poner cosas en orden, aunque haya que atravesar tormentas y matar fantasmas, y jamás te expondrá a esperas que te hagan daño...




miércoles, octubre 17, 2012

De lo efímero...







... conocía de sobra lo efímero de la felicidad, la simpleza brutal con que los zarpazos del destino son capaces de llevarse por delante lo que creemos duradero e ilusamente establecido. Con todo y con eso, habría dado la única pierna que le quedaba entera por haber vuelto a sentir en su alma la sensación del enamoramiento grandioso y confiado de cualquiera de ellos dos...

María Dueñas
"Misión Olvido"

domingo, octubre 07, 2012

Venezuela: 7-O ¡Llegó el día!

Probablemente, mientras esta entrada aparece publicada aquí, yo voy camino de Madrid o estoy ya allí. No es un viaje de placer. O sí, según se mire. Para mi lo es: Un placer y una emoción muy grandes. 

Voy a hacerme 800 km manejando para ir a votar en las elecciones venezolanas. Voy a ir a depositar la ilusión y el convencimiento de que mi país puede ser rescatado de la oscuridad, de la desidia, del terror. Voy también a dar ejemplo a mi hija, que vota por primera vez en unas elecciones de su país, desde este exilio al que la arrastré. A reforzar en ella la responsabilidad y la fe, la necesidad que tienen los países de cada uno de sus ciudadanos, lo perentorio de hacer lo que esté en nuestras manos, por más pequeñito que sea, para cambiar el mundo que nos rodea, dentro de la legalidad y la responsabilidad, desde el convencimiento y la razón... 

Cuando leas esto, tú que me visitas y me haces el honor de leerme, por favor, sonríe y deséanos buena suerte a todos los venezolanos, porque de seguro se avecinan días muy duros, que también estarán llenos de esperanza, de fe en el sistema, en los seres humanos, en el poder de un deseo que nos late a la mayoría en medio del pecho... 

¡Recorro EL Camino! (no podemos decir consignas políticas hoy ;) 

Va por ti, Venezuela... 
 ¡¡¡Te quiero!!!

lunes, octubre 01, 2012

Los que se fueron...


Tu corazón está donde está tu tesoro...

Paulo Coelho
El Alquimista



En Venezuela hay una casta que despectivamente nos llama "los que se fueron". Nos echan en cara y no nos perdonan que nos hayamos ido del país, que no presentáramos batalla.


Son personas que no tienen idea de las lágrimas y el dolor que se te meten en el alma, cuando no tienes más opción que marcharte. No voy a justificar aquí nada. Yo salí de mi país por 10 días y debido a razones que no contaré aquí, no pude - NO PUDE - regresar... 

Antes de eso me pasé tres años en manifestaciones contra el régimen, sufriendo torturas psicológicas y persecuciones que no le deseo a nadie. Perdí mi trabajo (lo perdimos 22.000 a la vez), perdí a mucha gente querida -alguna falleció por enfermedades que desarrollaron por causa de esa persecución que sufrimos-, perdí toda la vida que tenía construida y en la que me sentía feliz. Perdí mi país, todo lo que me era conocido, amado, vital...

Hace diez años que me fui. El buzón de correo tiene mi nombre, se moverme por esta bendita y mágica ciudad, no tengo amigos entrañables aquí, mas sí tengo parte de mi familia y personas bellas que he conocido y aprendido a querer mucho. Pero mi corazón sigue en Venezuela, el país que me vió nacer, en el que aprendí a ser la persona que soy. Mi tesoro está allá y eso no va a cambiar, aunque nunca más pueda volver a rehacer mi vida allá... o sí... ¿Quién lo sabe? Visto lo visto, yo ya no se hacer afirmaciones rotundas sobre planes que dependen de innumerables variables que no están bajo mi control... "La vida es eso que pasa mientras hacemos otros planes", diría Lennon.

No somos quiénes para juzgar a nadie, para hacer afirmaciones rotundas y terribles sobre la vida de los demás, sin habernos puesto antes sus zapatos, sin conocer todo lo que tuvieron que atravesar para llegar al momento presente... Nadie sabe de los dolores, las soledades, los vacíos que permanecen bajo la piel, en ese punto llamado alma, ése que solo su dueño conoce a la perfección...

Los que nos fuimos, en la mayoría de los casos, no tuvimos otra elección, y nos pasamos la vida pensando qué habría sido de nuestras vidas si nos hubiésemos quedado, si hicimos bien o no, si.... siempre dudando de esa decisión...

Con cada paso que damos esas preguntas forman parte de la cadencia de nuestro andar, del ritmo de nuestra respiración, del latido de nuestros corazones... No necesitamos que personas inconscientes e ignorantes pontifiquen en nombre de un derecho que no tienen, que no existe, que no es, y esto debería ser un ejercicio para cada quien, cada vez que le pase siquiera la peregrina idea de juzgar a un semejante...