viernes, abril 26, 2013

Exilio...

Córdoba - España

De pronto sé que esta ciudad no es la mía, ni descansan mis muertos en el cementerio, ni me toparé con el querido profe de tercero de primaria doblando una esquina. No sé las calles ni sus porqués, ni me dice nada el banco de la plaza que a otros trae gratos recuerdos de primeros besos. Aquí no tengo amigas que conozcan a mi madre, que me manden saludos con mi prima o que me inviten a la reunión de la escuela, generación 97. Las calles están llenas de árboles cuya belleza no me dice más que novedades, y aún las viejas jacarandas sólo me recuerdan el tapete de flores violeta que adornaba mi camino cuando volvía a mi casa, cuando todavía tenía una casa en mi ciudad. Aquí nada es mío: ni los árboles, ni las aves, ni las fiestas, ni los ríos. Nada es mío, salvo la tristeza. 

Nadia Ochoa 
@Nadiamente

sábado, abril 20, 2013

No quedó por mi...




La última vez que lo recuerdo estaba hablándome de sirenas, estrellas, amaneceres y mañanas de sábado. Yo creía en aquella mirada, en aquella voz profunda y amada que conocía desde hacía años. Creía tan ciegamente que no vi venir el golpe de realidad: No todos están dispuestos a luchar por sus sueños, no todos cuidan a los que dicen amar, como si un cristal delicado se tratase, no todos saben priorizar. A muchos les es fácil, muy fácil, abrir las manos y soltarte en pleno vuelo o empujarte al vacío mientras, confiada, cruzas aquel puente que creías compartir con un ser especial, fuera de serie...

No puedo decir qué hora era o qué día fue el último. A pesar de no haber pasado mucho tiempo, a mi me parecen siglos. Me salvó que elegí un solo día de furia y dolor frente a la traición y, al día siguiente, levantarme entera, serena, en paz, que es como nos despertamos los que no sabemos más que ser honestos e intentamos salvar con todas fuerzas aquello en lo que creemos, hasta que las evidencias nos dejan claro que ahí ya no hay nada que hacer. Y ya no había nada que hacer. Aunque sea una frase triste, teñida de oscuridades y de un sentimiento que no quise asir más que por unas horas. 

Corroboré una vez más las palabras de Cortázar: Un puente no se sostiene de un solo lado. Así que aquí estoy, construyendo de nuevo, sin contar con nadie más que algún emigrante ocasional que pasa por la orilla del río y, por unas horas o unos minutos, me ayuda a acarrear piedras o apuntalar las bases, y que deja su leve huella en mi nuevo puente...

A veces, cuando es sábado por la mañana o suena alguna melodía lejana, lo echo de menos. Se que todo lo que queda en pie es aquello con lo que elegí quedarme. Son cosas que, vengan de un ser noble o no, son verdades enormes y te dejan enseñanzas. Con lo demás hago una hoguera cada noche, para calentarme mientras pasa esta primavera extraña, este mes de Abril que desde tiempos inmemorables, siempre me guarda alguna tumba profunda en el alma, que el tiempo se va llevando con cada lluvia... Mientras, construyo ilusionada y feliz un nuevo puente...

No. No quedó por mi...