lunes, noviembre 29, 2004

Una cometa para Michael y Christopher...

Durante toda esa tarde de domingo voló una cometa por encima del día, cuero bien estirado, puñado de paja al aire. Al hacerlo, la sentí gris y resbalosa, la probé cuando, ya seca, se puso blanca, dura, amarré los moños de periódico a lo largo de su cola de dos metros. Pero ahora estaba lejos, como una pequeña alondra, y jalaba como si la cuerda pandeada fuera una red con que alguien intentara pescar todo un cardumen.

Un amigo mío dice que el alma humana pesa casi lo mismo que una perdiz ; pero el alma anclada ahí, la cuerda que se afloja y luego asciende, pesa lo que una zanja clavada en los cielos. Antes de que la cometa se hunda en el bosque y esta cuerda se mueva inútil, muchachos, sientan en ambas manos el jalón de tristeza que corta, su raíz, su larga cola.

Nacieron preparados. Párense frente a mí y hagan el esfuerzo.

Seamus Heaney
(Irlanda, 1939)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

De cometa a papalote,de papalote a barrilete,de barrilete a volantín,los nombres de olores y colores,la cuerda que se tira,y el alma que se eleva...


Max

Anónimo dijo...

Los cometas, papalotes y para mí las chiringas, me llevaron en sus vuelos de fantasía a mundos de mucha alegría. Hubo un tiempo que las comía y las dormía. Fueron muchas las palmas de coco que quedaron desnudas en aquellos tiempos! ( Hoy mismo tengo dos lindas chiringas en el sotano) :-)

Mr. Grau

Azul... dijo...

En el maletero de mi casa, en Caracas, hay
dos cometas llenas del amarillo, azul y rojo
que pintan los colores de mi Patria...
me esperan y ojalá un día pueda regresar a
por ellas...

Nada se compara a la sensación
de libertad y poderío que transmite la cuerda
entre las manos, cuando ellas tironean desde
lo alto...