miércoles, marzo 23, 2005

Cada vez...


A LORENZO VIDAL

En el día de su marcha

Cada vez que levantamos nuestras manos imperiosas,
cada vez que provocamos al sencillo que se asusta,
cada vez que abanicamos la soberbia y la cordura,
cada vez que nos creemos superior sobre los otros,
cada vez que el pobre pájaro por nosotros deja el nido,
cada vez que las hormigas soportan nuestras pisadas,
cada vez que nada vemos al ver ese cielo vívido,
cada vez que cometemos la omisión de la palabra,
cada vez que nos callamos con violencia sordomuda,
cada vez que retiramos nuestra mano desgastada,
cada vez que el ratoncillo de la casa entra en el cepo,
y la furiosa desgana de la maceta se agosta,
cada vez que repetimos el amor sin repartirlo,
cada vez que nos amamos sólo hacia dentro y de nadie,
por cada vez de estas veces estamos aquí reunidos,
por mi culpa, por mi culpa, nuestra grandísima culpa,
el universo no es tanto tejido noble y sincero,
¡la historia no es tan cabal y los poetas mentira!
Mienten los poetas, mienten los hombres si no se acogen
a la gran paz inocente de la dádiva y el beso.
Hermanos que proclamáis la paz, me habéis elegido
para cantar suavemente, como me dicta el amor.
En una tarde cualquiera. En una despedida
o comienzo. No sé. Sigo creyendo en el hombre,
y sigo besando a Dios.

Pilar Paz Pasamar

Andalucía (España)
(La Torre de Babel y otros asuntos,
colección Torre Tavira, Cádiz, 1988)

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