sábado, abril 24, 2004

El precio a pagar...

Hoy anduve por la Mezquita... hice lo que siempre me ha gustado:
leer bajo los árboles en el Patio de los Naranjos, con su luz dorada bañándolo todo... (lástima que habían 876587658765 turistas de todas partes del globo, pero es igual, pq yo me abstraigo y me quedo sola, aunque esté en medio de toda la población china!)

Saqué mi inseparable libro (nunca salgo sin un libro en la bolsa) y me sumergí en la lectura y en el frescor primaveral... avancé más de 50 páginas, pero me quedé atrapada en la 106... (ah sisisi, perdón! leo el mismo del post de ayer, "Recuentos para Demián" de Jorge Bucay) y ahí va lo que me atrapó:


-Y este es tu cuento, Demián -siguió el gordo-. Cuando no tenés registro de tu dependencia frente a la mirada de los otros, vivís temblando frente al posible abandono de los demás que, como todos, aprendiste a temer.

Y el precio para no temer es acatar, es ser lo que los demás, "que tanto nos quieren", nos presionan a ser, nos presionan a hacer y nos presionan a pensar.

Si tenés "la suerte" del personaje de Papini y el mundo, en algún momento, te da la espalda, no tendrás más remedio que darte cuenta de lo estéril de tu lucha.

Pero si no sucede así,
si tenés la desdicha de ser aceptado u halagado,
entonces...
estás abandonado a tu propia
conciencia de libertad,
estás forzado a decidir:
acatamiento o soledad;
estás atrapado entre ser lo que debes ser
o no ser nada para nadie.
Y de allí en más...
podrás ser,
pero sólo, solo y sólo para vos.