viernes, abril 21, 2006

Encuentros...

Y cuando te encuentras con alguien que despierta en ti las ansias de vivir, le cuentas quien eres, y le vas narrando momentos de tu vida, secciones de tu novela.

Y ahí quedamos atrapados los unos con los otros.

Como ciertas mariposas que no pueden huir de la luz, y están ahí fascinadas, aleteando en el rayo de luminosidad.

Se queda ella mirándolo a él, cuando cuenta su vida. Así está él cuando ella narra su infancia, su crecimiento, sus llagas, sus espejismos, sus sueños, sus pérdidas.

El amor cualquiera sea la relación, de niño a padre, de hombre a mujer, de viejo a joven y viceversa, tiene siempre algo de maternal, algo de paternal. Acoge al otro en su seno, y quisiera acariciarlo y borrarle las cicatrices.

Los cuentos, los cuentos de nuestras vidas tienen preferencia por lo triste, por lo que no fue y por lo que no pudo ser. Amar es pedirle al otro que me ayude a llenar esos huecos de la nostalgia eterna, del ser que no fue, del ser que no será, de la ausencia definitivamente estampada en el tiempo.

Por eso él le cuenta a ella, por eso ella le cuenta a él, y se abrazan, y miran juntos en la lejanía, en un punto remoto, donde confluyen los cuentos tan diferentes, tan distantes, y se encuentran y se enlazan en alguna esperanza mayor.

Jaime Barylko
"El cuento de mi vida"
(¡Gracias Max!)

1 comentario:

Anónimo dijo...

El amor "Acoge al otro en su seno, y quisiera acariciarlo y borrarle las cicatrices"

Me quedo con esa frase perfecta

Kisses butterfly!