sábado, septiembre 18, 2004

No es que muera de amor...

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Jaime Sabines

1926-1999




1 comentario:

Anónimo dijo...

EL AMOR

El amor es un ave exótica roja como la sangre,
sin origen ni destino que pasa siempre
por encima de tu cabeza, sin que te des cuenta.

El amor es una llama violenta y roja como la sangre
que calienta y excita constantemente
y que prende solamente en las venas del corazón.

El amor es una rosa roja como la sangre.
Apenas la miras en su vaso de agua,
cuando comienzan a desprenderse sus pétalos para siempre.

El amor es un cojín rojo como la sangre.
Te sirve de almohada por la noche
y de descanso durante el día, mientras viajas.

El amor es un tiovivo gigantesco de goma roja como la sangre.
Si lo aceleras, te sube a las estrellas por encima de la luna.
Si lo estiras demasiado. te estrellas contra un planeta impertinente.

El amor es un puñal afilado de color rojo como la sangre.
Si no lo agarras bien por la empuñadura,
te cortas los dedos del alma.

Pero el amor ni es un ave roja, ni una llama roja,
ni una rosa roja, ni un cojín rojo,
ni un tiovivo de goma roja, ni un puñal de color rojo como la sangre.

El amor no es nada de eso. Es todo eso y mucho más
porque el amor lo es todo y nada al mismo tiempo,
aunque tenga el color rojo como la sangre.

Carlos Etxeba


Gracias Carlos


Ares