Querido Papá Dios...
Dile a los hombres que no me rompan porque un niño roto ya no puede crecer...
Que no rompan el cristal de mis ojos, porque dejaré de mirar, hermoso, el mundo...
Que no rompan mi mente, porque seré un hombre que no sabrá pensar...
Que no maltraten mi frágil cuerpo, porque tal vez llegue a ser un hombre lisiado... Que no rompan mi espíritu, porque creceré con el alma rota... y seré demasiado desalmado... Que no rompan mis manos en el riesgo o el trabajo, porque seré un hombre violento o un hombre cansado... Que no rompan mi corazón, porque seré un grande amargado y sin saber amar... Que me dejen jugar, hacer picardías y comer caramelos... Que no me rompan porque un niño roto que no juega, ni come caramelos... no llegará a ser un hombre sano y entero, será quizás a lo sumo, un hombre arreglado... Yo llamo a todas las puertas, a todas las puertas... Yo grito a todos los corazones, a todos los corazones... ¡¡¡Que no me rompan!!! ¡¡¡Que no me rompan!!!
Porque ¡Oh, Papá Dios! Un niño roto queda roto y deja de crecer...
Desconozco su autor/a
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