sábado, noviembre 26, 2005

Buscándonos...

Nadie encuentra lo que no está buscando. No es verdad que las cosas aparecen de pronto; que, sorpresivamente, cuando para la lluvia, vemos una hermosísima flor en el tallo en el que antes no había nada. Allí hubo, por lo menos, un capullo cerrado, algo que estaba por abrirse,
por transformarse en flor...

Cuando un hombre encuentra a una mujer, cuando una mujer encuentra a un hombre... los dos estaban buscándose. Por soledad. O por dolor. O por ganas de revivir la vida insuflándole oxígeno a los los pulmones.
O porque sí.


¿Por qué explicarlo todo?
¿Por qué decir que la causa, el efecto,
que la casualidad no existe, que...?

Mejor pensemos que lo importante es que,
cuando no hay alguien a nuestro lado,
no hacemos tostadas (¿para mí solamente? No...),
no gastamos el frasco de perfume,
duran menos las latas de atún y
más las milanesas en el freezer,
compramos con más nostalgia que alegría
un ramito de flores para llevar a casa,
y estrenamos muy pocas cosas.
Se van yendo las ganas, como se va la luz,
poquito a poco...

Y la noche nos asesta su golpe con el recuerdo,
nos envía sus fantasmas más tristes,
sus sombras incansables e inclementes.
La noche que no termina nunca,
que crece, que atormenta,
que entrevera nombres, que ronda,
que agiganta las lágrimas hasta
transformarlas en un océano.

Estamos solos porque no hacemos una llamada.
Porque no damos el paso que nos acerca.
Porque no decimos la primera palabra
que se transforme en puente.

Nadie encuentra lo que no está buscando.
¿Por qué crees que vos y yo nos encontramos?
¿Desde dónde venías acercándote?
¿Desde cuándo yo esperaba que llegaras?
¿Por qué yo? ¿Por qué vos?
¿Por qué nosotros?
¿Por qué crees que no te desviaste con otro rumbo,
que no fuiste más hacia el sur, o más al norte,
o al otro lado del mar incalculable?
¿Por qué pensás que me detuve para que pudieras
alcanzarme, extender las dos ramas de tus brazos,
abarcarme con toda tu ternura, como diciéndome
"ahora ya no te pasará nada malo, nada triste, nada cruel;
podés dejar de llorar, podés dormir con los ojos cerrados,
mansamente y, al despertar, no estarás sola...
Nunca más estarás sola. Y yo no estaré solo nunca más..."

¿Por qué?
Porque los dos estábamos buscándonos.
Porque desde aquella lejana, lejanísima primera vez
que nos vimos, quedó un delgado, finísimo, invisible hilo uniéndonos...
un hilo que nada puede cortar, un hilo que atraviesa paredes,
muros, montañas... un hilo indestructible que no soltaste,
que no solté, y que al fin volvió a reunirnos para que la historia
termine su retrato, tal vez poniendo un poco menos de tonalidad
en la paleta, o distintos colores y brillos, pero retornando a los dos
mismos protagonistas. Vos y yo. Regresando
. Volviendo al paraíso
prometido que salimos a buscar sin saber que lo teníamos tan cerca,
debajo de los pies.

Cuando un hombre encuentra a una mujer,
cuando una mujer encuentra a un hombre...
los dos estaban buscándose.
Nadie encuentra lo que no está buscando.
¿Me entendés, ahora?

Poldy Bird
Paraná - Argentina

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Nadie encuentra lo que no estaba buscando"

Okay , so ?

Esto no es algo que ocupa mi pensamiento. jaja

Mr. Grau

J. dijo...

sincronicidad...
como dice Cortázar en rayuela
"sabiendo que un encuentro casual, era lo menos casual en nuestras vidas... andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos".

And so it is...

Salu2!

Azul... dijo...

Siniset lo tiene clarísimo (¡Gracias por la visita!)...
Ud., Mr. Grau, me parece que tendrá que meditarlo un poco más... =oP

Besitos!

Anónimo dijo...

Con hilos de plata,y magia...