sábado, noviembre 05, 2005

La próxima vez...



- Señor Gardner - siguió la mujer-, yo no creo en absoluto en el azar.

- ¿Qué tiene que ver el azar con esto?

- Es lamentable el exceso de importancia que le otorgamos. Recuerde una sola cosa de todo lo que le acabo de contar; a veces, dos almas se encuentran para formar una sola. Entonces dependen para siempre la una de la otra. Son indisociables y se irán reencontrando de vida en vida. Sí, en el transcurso de una de esas existencias terrestres, una mitad se separa de la otra y rompe la promesa que les une, las dos almas se extinguirán enseguida. Una no puede continuar su viaje sin la otra.

El rostro de la mujer cambió brutalmente, sus rasgos se endurecieron y sus ojos adquirieron un profundo color azul. Se levantó y cogió a Jonathan por el puño de la camisa. Lo abrazó con todas sus fuerzas. Su voz se volvió aún más grave.

- Señor Gardner, en este instante, algo en su interior adivina que no soy una vieja que ha perdido la razón. Preste mucha atención a lo que voy a decirle: ¡no abandone! Ella ha vuelto, está ahí. En algún lugar le espera y le busca. Desde ahora, el tiempo cuenta para los dos. Si renuncian el uno al otro será mucho peor que malgastar sus vidas, será la extinción de sus almas. El fin de sus dos viajes sería una terrible desgracia, pues están ustedes muy cerca del final. Cuando se reconozcan, no pasen de largo el uno frente al otro.

Peter, que había vuelto sobre sus pasos agarró a Jonathan del brazo y le obligó a dar media vuelta...

Jonathan se desembarazó bruscamente del abrazo de su amigo, pero cuando se volvió, la mujer de cabellos blancos había desaparecido. El corazón le latió desbocado y se precipitó hacia el pasillo. Sin embargo, la multitud había borrado cualquier esperanza de encontrar a la anciana.

Marc Levy
"La próxima vez"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Maravillosa experiencia la de los que tienen la oportunidad de reconocerse como almas gemelas.

Besos

Max