Sólo se puede ver bien con el corazón... Lo esencial es invisible a los ojos... (Saint-Exupéry)
viernes, abril 01, 2005
Teología...
Fe de erratas:
Donde el Antiguo Testamento dice lo que dice,
debe decir lo que quizá me ha confesado
su principal protagonista:
Lástima que Adán fuera tan bruto.
Lástima que Eva fuera tan sorda.
Y lástima que yo no supe hacerme entender.
Adán y Eva eran los primeros seres humanos que
de mi mano nacían, y reconozco que tenían ciertos
defectos de estructura, armado y terminación.
Ellos no estaban preparados para escuchar, ni para pensar.
Y yo... bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar.
Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie.
Yo había pronunciado bellas frases,
como "Hágase la luz",
pero siempre en soledad.
Así que aquella tarde, cuando me encontré con
Adán y Eva a la hora de la brisa,
no fui muy elocuente. Me faltaba práctica.
Lo primero que sentí fue asombro.
Ellos acababan de robar la fruta del árbol prohibido,
en el centro del Paraíso.
Adán había puesto cara de general que viene
de entregar la espada y Eva miraba al suelo , como
contando hormigas. Pero los dos estaban increíblemente
jóvenes y bellos y radiantes.
Me sorprendieron. Yo los había hecho;
pero yo no sabía que el barro podía ser luminoso.
Después, lo reconozco, sentí envidia.
Como nadie puede darme órdenes,
ignoro la dignidad de la desobediencia.
Tampoco puedo conocer la osadía del amor,
que exige dos. En homenaje al principio de autoridad,
me aguanté las ganas de felicitarlos por haberse
hecho súbitamente sabios en pasiones humanas.
Entonces, vinieron los equívocos.
Ellos entendieron caída donde yo hablé de vuelo.
Creyeron que un pecado merece castigo si es original.
Dije que peca quien desama: entendieron que peca quien ama.
Donde anuncié pradera de fiesta, entendieron valle de lágrimas.
Dije que el dolor era la sal que daba gustito
a la aventura humana: entendieron que yo los estaba
condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos.
Entendieron todo al revés. Y se lo creyeron.
Ultimamente ando con problemas de insomnio.
Desde hace algunos milenios, me cuesta dormir.
Y dormir me gusta, me gusta mucho,
porque cuando duermo sueño.
Entonces me hago amante o amanta,
me quemo en el fuego fugaz de los amores de paso,
soy cómico de la legua, pescador de alta mar o
gitana adivinadora de la suerte,
del árbol prohibido devoro hasta las hojas y
bebo y bailo hasta rodar por los suelos...
Cuando despierto, estoy solo.
No tengo con quien jugar, porque los ángeles me
toman tan en serio, ni tengo a quién desear.
Estoy condenado a desearme a mi mismo.
De estrella en estrella ando vagando,
aburriéndome en el universo vacío.
Me siento muy cansado, me siento muy solo.
Yo estoy solo, yo soy solo,
solo por toda la eternidad...
Eduardo Galeano
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1 comentario:
Impecable Don Eduardo en su manera de abrirnos la mente...
gracias por traerlo de su mano
un beso
Max
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