Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y sus neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre.
Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía...
*****
En la medida en que se disgrega el mundo que yo conocí, mis asideros se debilitan, la hostilidad me debilita a mi y no encuentro -se me pierde- el hogar humano en que me crié. Hablo del hogar colectivo... el grande.
La verdad... es que ya no me siento en mi hogar en este mundo...
Marcela Serrano
"Antigua vida mía"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario