lunes, mayo 16, 2011

Curar las heridas...



Para curar una herida, primero se limpia bien, también
alrededor, desde bastante distancia. De sobra sabe el
cirujano que duele; pero, si omite esa operación, más
dolerá después. Además, se pone enseguida el
desinfectante: escuece -pica, decimos en mi tierra-,
mortifica, y no cabe otro remedio que usarlo, para que
la llaga no se infecte. Si para la salud corporal es
obvio que se han de adoptar estas medidas, aunque se
trate de escoriaciones de poca categoria, en las cosas
grandes de la salud del alma -en los puntos neurálgicos
de la vida de un hombre-, ¡fijaos si habrá que lavar, si
habrá que sajar, si habrá que pulir, si habrá que
desinfectar, si habrá que sufrir! La prudencia nos exige
intervenir de este modo y no rehuir el deber, porque
soslayarlo demostraría una falta de consideración, e
incluso un atentado grave contra la justicia y contra la
fortaleza.

Josemaría Escrivá de Balaguer



2 comentarios:

rajo de luz dijo...

Exactamente, hay que actuar con prudencia. Un saludo con el cariño de siempre. Besos

leo dijo...

Te mando un beso, Azul, guapa.