Volvés a sentir el calorcito en la yema de los dedos,
la cosquilla de escribir en el estómago y sos de nuevo
poeta, mujer, pájara. Estas otra vez fértil y tierrosa
llenas de fuego líquido las venas que creías apagadas
como ríos mansos.
Te alegrás en el júbilo de tu despertar con trinos y malinches.
En el fondo es como sentir que volviste a nacer, a pesar de
todas las trampas de la mediocridad y del exilio.
Gioconda Belli
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