Si Adán contara la ternura
que le produjo el sexo y la manzana
quedaría establecida la extensión del mundo,
la reciedumbre de los días,
este auténtico amparo que nos da la tierra.
Es con el pie desnudo que se palpan las plantas
de raíz para abajo,
es con el pie desnudo que se otea el horizonte
de norte al infinito,
es con el pie desnudo que se camina el aire
de viento a la deriva,
es con el pie desnudo, desde la piel al hueso,
que se palpa el amor por donde el barro pasa
y el tiempo pasa,
y el alma pasa,
como pasa la tierra enraizada.
Si Adán contara que en verdad la historia es otra,
que no fue la manzana,
que no fue la serpiente,
que ni siquiera Eva tuvo el gesto de perderlo,
que no fue el hastío ni el humor predispuesto,
si contara que en verdad fue la tierra,
la tierra en la mujer, la que trajo la historia,
comprenderás qué simple
es el arraigo.
H.Lima Quintana
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