El retorno de los Nómades
Lía Schenck
Aclaraciones con esperanzas (Cont.)
Entre los nómades no existe
el nomadismo como doctrina.
No existen las doctrinas ni las ortodoxias.
Nada más lejos de los nómades
que encerrarse adentro de los ismos.
Cuando se pluraliza hablando de los nómades es nada más
que a los efectos de incluirlos en las generalidades de la
especie.
Los nómades no tienen uniformados los sentimientos ni
las razones.
Saben que a pesar de las identidades que le da la especie,
ser nómade es una construcción del corazón y de la mente,
a partir de los latidos personales.
Bajo ningún concepto, bajo ninguna razón, bajo ningún
sentimiento, deberá entenderse que las diferencias entre
sedentarios y nómades son abismos infranqueables.
Cualquiera sabe que precisamente para aprender a volar
se hace imprescindible para atravesar abismos.
Frente a los abismos, los pies comprueban sus
limitaciones y es ahí donde las alas empiezan a tener
razón de ser.
Después de haber aprendido a desplegar las alas para
atravesar abismos, ningún aprendizaje es imposible.
Aprenden de sí mismos y de verse los unos a los otros,
de escucharse y de indagar horizontes,
de estudiar atentamente los procesos de una flor,
los engranajes de los relojes o de interrogar a las
preguntas que se esconden en los floreros o en los
cajones.
Aprenden de los libros cuando los libros parecen
tener cuerpo de pájaro y los llevan por otros cielos.
O cuerpo de barco y los llevan por otros mares.
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