Yo suelo volver sobre mis pasos, a veces me sorprendo a mi misma, otras me quedo asustada, porque noto los ciclos, cómo regresan etapas. Veo aquello en lo que he crecido y las cosas que me hacen retroceder. Aquello en lo que brillo y en las situaciones en que me puedo opacar hasta casi desaparecer en transparencias, lo que suele suceder cuando tengo el alma en carne viva.
Lo que no varía en el tiempo es esta terquedad por seguir, aún cuando las fuerzas no me acompañen. Cuando eso pasa, cuando las pilas se me descargan y me pesa hasta el aire, me pongo en automático, un pie delante del otro, repitiendo como un mantra "esto también pasará"... hasta que pasa... Igual me pasa cuando la felicidad me inunda la Vida. En ese caso, abro todos los sentidos y me empapo de esas energías fabulosas, que son las que me sostienen cuando llega la época del temporal...
De eso va este post de hoy... de las cosas que pasan...
El anillo del Rey...
Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo: No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje.
El anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey.
Pero no lo leas, le dijo, mantenlo escondido en el anillo.
-
Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado,
cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió su reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle, caer por él sería el fin, y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso, simplemente decía:
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió su reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle, caer por él sería el fin, y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso, simplemente decía:
"Esto también pasará...".
Mientras leía el mensaje sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.
Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? preguntó el rey. Ahora estoy victorioso, la gente
celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una
situación sin salida.
- Escucha, dijo el anciano, este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas,
también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado;
también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último;
también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará...", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes.
Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza.
Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la
naturaleza misma de las cosas.
Grábatelo bien en tu cabeza y en tu corazón.
Desconozco su Autor/a
Mientras leía el mensaje sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.
Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? preguntó el rey. Ahora estoy victorioso, la gente
celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una
situación sin salida.
- Escucha, dijo el anciano, este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas,
también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado;
también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último;
también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará...", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes.
Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza.
Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la
naturaleza misma de las cosas.
Grábatelo bien en tu cabeza y en tu corazón.
Desconozco su Autor/a
17 comentarios:
Qué liberador resulta ese pensamiento, Azulilla. Qué real. Ay, si fuéramos capaces de desapegarnos incluso de ese sentimiento de importancia de nosotros mismos...
Te mando un beso, que pasará, aunque vendrán otros. :-)
Me encantó leer este post.
A mí también me dió paz.
En la vida es fácil acostumbrarse a los éxitos, lo difícil es hacerlo a los fracasos, y hemos de estar preparados, porque todas las situaciones que nos encontramos en la vida pasarán.
Besos pabajo.
hola amiga.
me encanta venir y ver tus lindas palabras cargadas de sentimiento y de paz y felicidad. Espero que hayas pasado un buen fin de año. un beso.
...Solo en silencio puedo asimilar esas palabras...Solo en silencio
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Feliz año Azules...Año que también pasará. Al igual que nosotros
¡Sabía que te iba a gustar la entrada del Canadá!
Y perdona lo que te voy a decir, no soy quién para decirte, has esto o has aquello, pero te sugerería que, si quieres ¡Claro! copiaras mi entrada en tu blog...Ya sé que no es algo que te parezca muy bueno, pero solo tienes que poner un enlace a mi blog, además, anoté todos los créditos pues lo que hice fue resumir una página completa de El Nacional. Escanié dos fotos,pero las otras las metí de archivo ¡Anímate! Aunque sea para el día de Reyes. Es que sé que tienes muchos amigos PDVSAS que podrán hacerle llegar el post a los que están en Alberta...Bueno, es solo una sugerencia Mary
Ahhh...
Para convencerte más encuanto a mi sugerencia...
Aprovecha...Recuerda que esta situación también pasará
Chama, feliz año!!! Caracas esta bella, te dejo luz del Avila.
Besotes
Maga bella, qué importa que se vayan los momentos si es para dejarle espacio a otros nuevos? ;)
te mando otro beso, que también pasará y seguro que vendrán otros :)))
Así es, Elenísima, todo pasa y vienen otras cosas, lo que hay que recordar siempre que nada dura eternamente. Hay que saborear lo bonito y estar seguros de lo que no es tan bonito también se irá
besos pa'rriba!!! :)
Paco, y a mi me encanta que vengas!!!
Nunca he celebrado más que un año terminara, Paco, pq este nuevecito va a ser nuestro año, ya lo verás!!!
besitos!
tons no digo nada, Alicito, me quedo calladita para que asimiles ;)
besotes!!!
PD) Alí, te voy a contar un secreto, pero tú no se lo cuentes a nadie, ¿vale? Las entradas de "Azules" están programadas ya hasta marzo o abril, porque como yo siempre ando en un tobogán, dejo todo programado, por si se me enreda el papagayo, y blogger me lo va soltando, así que mover esa programación de tantos meses es como fregado, amigo lindo.
Lo que sí te digo es que TODOS los de PDVSA (la de verdad) que estamos en Facebook la hemos visto la nota, porque rodó por todo FB. De todas formas creo que conozco a alguien que los conoce a ellos y le voy a dar el link de tu blog, weno???
Blaucita, qué bueno, gracias!!!!!! Acuérdate de mandarle mis besos al Ávila!!! :)
besototes!!!!
Hola amigaa! Como siempre tus post son únicos, me encantan... esta frase queda anotada en mi, yo tengo otra que saco en casos de emergencia: todo sucede por una razón, algo me quedará por aprender de esa experiencia, algo que me dará fuerzas y será la herramienta ideal de aprendizaje personal. Te mando un besote amiga, y palante, siempre palante!!
Es curioso, pero yo tambien tengo presente , a veces con palabras , otras con imágenes de un río en el que estoy inmersa , y pasa, pasa todo...y me digo:- tambien esto se irá.. :)
Sabes? al compartir estas cosas, estás dejando caer palabras e ideas, que alguien recibirá y le ayudará a superarse... quizá porque había llegado el momento de que lo descubriera, y tú has sido el viento que esparce palabras llenas de semillas.
Agradezco las semillas que yo haya podido recibir y agradezco a TODOS los esparcidores de ellas, y a tí tambien por supuesto, llevo leyendote mucho tiempo.:)
Y te doy un abrazo ! :)
Quien lo haya dicho sin lugar a dudas vivío en toda la extensión de la palabra, hoy también es m mantra y es de donde me tomo de la mano a cda despertar...pero sé que no puedo, ni debo olvidar que cuando esto haya pasado y vengan los días de cosecha....hay que gozarse para encontrar el balance y soportar.....
Todo pasa, pero unos tragos se hacen más largos que otros.
Un beso.
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