En los caminos que transitamos, a veces, las cuestas arriba se nos hacen interminables e irrespirables, se pierde el rumbo, se desdibuja el camino y no sabemos por dónde seguir... En esos momentos lo mejor es detenerse hasta recuperar el aliento y las fuerzas, hasta que la brújula se aquiete y vuelva a marcar el norte, porque tampoco es cosa de llevarnos al límite de nuestras fuerzas y dar vueltas y vueltas en torno al mismo paisaje, sin sentido...
Soy responsable de aquellos que he y me han domesticado, por eso no he querido irme sin avisarles. No se cuánto durará el momento -espero que no mucho-, igual mañana lo veo como una tontería y regreso, pero hoy cuesta hasta respirar, así que me detengo. Confío en que todas las raíces que he hundido a lo largo de mi vida me sostengan, es todo lo que tengo para asirme y ellas son todo lo que soy...
Hasta prontito...
Sólo se puede ver bien con el corazón... Lo esencial es invisible a los ojos... (Saint-Exupéry)