lunes, marzo 19, 2012

Se irá cuando se vaya...



Parece que la providencia quiere que no nos libremos de Chávez sin haber asimilado la lección que la historia se empeña en darnos y que nosotros, tercamente nos negamos aprender. Para derrotar a éste gobierno, necesitamos derrotarnos a nosotros mismos, a las pulsiones que hemos arrastrado durante siglos. 

Kavafis, en su poema "Itaca", dice que no hay que temer a Lestrigones ni a Cíclopes y mucho menos al fiero Poseidón, porque nunca hallarás a tales seres en tu camino, a menos que en tu alma los lleves dentro, a menos que tu alma los ponga delante de tí. Nuestra alma colectiva nos ha puesto delante un espejo para que veamos, si tenemos la suficiente fuerza espiritual para hacerlo, todos nuestros horrores: autoritarismo, demagogia, desapego a las leyes y muchas otras calamidades.

Por nuestro empeño de sacar un clavo con otro clavo, nos hemos crucificado en nuestras miserias. Se requiere de una fuerza espiritual extraordinaria, casi mística, para salir de éste laberinto, de ésta absurda expresión de lo que somos. Chavez no es "el otro", sino un nosotros llevado a radicales extremos.

¿Cuando se va? Es la pregunta incesante de la gente. Se irá cuando se vaya de nuestra alma, cuando tomemos la decisión de que desaparezca, que sólo puede producirse desde la certidumbre de una intimidad convertida en sentimiento colectivo. Se irá desde la sensatez, desde la razón, o se quedará para siempre con rostros y nombres distintos. No es, como ven, poca cosa lo que está en juego: se trata de construir entre todos el cuento de lo que queremos ser y, sobre todo de creérnoslo. Hay un vivo y un inteligente cabalgando en las montoneras de los siglos y el primero siempre ha ganado las batallas; ya es hora de que le toque al otro. Sería muy sencillo el desenlace si pudiéramos identificarlos en bandos, por la huella dactilar que van dejando a lo largo de nuestros fracasos.

Pero no la cosa es más grave, coexisten en cada uno de nosotros, como una suerte de Dr. Jeckil y Mr. Hide. Por eso la lucha es afuera y es adentro, para domar nuestros monstruos, para hacerlos desaparecer del mundo exterminándolos en nuestro propio espíritu.

No queda mucho tiempo, y los abismos contrariamente a lo que a primera vista se cree, pueden ser infinitos...


Laureano Márquez P.
Epílogo de su libro "Se sufre, pero se goza"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre lo digo y lo repito. Si hay alguen que ha acertado a entender el meollo de lo que pasa en Venezuela, ese es Laureano. Creo que su sentido religioso de seminarista, màs la observaciòn innata del humorista es lo que le ha dado una visiòn tan objetiva.
Esta es una guerra ESPIRITUAL. Tenemos que sacarnos esos lastres del alma. Creemos que es Chavez, pero no, Chavez es solo el reflejo de lo que somos nosotros, asi que tenemos que comenzar mejorar desde adentro.
NOTA: Desde esta mañana estoy reenviando un correo con este artìculo a mis contactos

Rita dijo...

Qué cierto caracucha! qué iluminado tu compadre, certero y veraz como siempre.
Me hace bien leer estas líneas ahora, mañana salgo para Venezuela, y ya tengo las tripas encogidas con las agridulces emociones que me invaden cada vez que decido ir, y que de seguro te son bien conocidas.
Me lo voy a desterrar del alma chica, palabrita del niño Jesús!
Un abracito maracucho :-)