viernes, diciembre 30, 2011

Encrucijadas...

El blog de Ara, "Entre el suelo y el cielo", ha sido uno de esos Azules encuentros que, gracias a Dios, suelen sucederme, no podría decir cómo fue que fui a dar allí hace muchos años, pero agradezco haberlo hecho. 


Este texto suyo me lo traje porque me dijo mucho -muchísimo-, y hoy que lo he leído de nuevo, quise compartirlo con Uds., sobre todo porque llegamos al final de un año más, a una encrucijada más...


Que el año venidero sea próspero en amores, en salud, en riquezas para ti, querid@ lector@. Gracias por estar aquí :)










He parado casi sin darme cuenta ante esta bifurcación. Mi respiración es ahora más pausada, estoy esperando que suceda algo. La luna hace que mi reflejo de sombras sea mayor que nunca. Me veo grande y a la vez pequeña. Sólo yo ante la decisión.

Decidir seguir hacia la derecha me privará de la intensidad de mis días pasados, perderé la energía que respondía ante la diaria pregunta de por qué estaba aquí. Seguir hacia la izquierda me hará continuar en esta vorágine de incertidumbre entre lo que puedo y quiero. A sabiendas de que lo quiero duele y emborrona mi intención.

Pero la derecha es ese mundo aburrido donde la línea es recta hacia lo establecido y carente de emoción. Pero la izquierda me ha roto el corazón, bueno me lo he roto yo de dar cabezazos contra la misma pared.
Aquí no puedo estar parada mucho tiempo. Ha llegado la hora.

Me pregunto si me reiré en unos meses de este cruce. Me intriga el saber si miraré hacia atrás.


Creo que se ha perdido la nostalgia entre tanta locura. Ya casi no recuerdo su rostro. Ya casi se me ha olvidado mi amor.

Tal vez no tenga que decidir, sigo recto mientras me repito estas palabras. Voy a dejar que la vida me sorprenda, que los sueños me revelen lo que la vigilia me ha robado.


Yo ya no nostalgio, pero aún no sé si es un logro o una derrota.





Para visitar a Ara, click aquí

PD para Ara) El penúltimo párrafo, para mi, es la elección correcta, jamás nostalgiar será una derrota, se nostalgia porque se tiene corazón, pero llegadas a la bifurcación, aún sin dejar de nostalgiar, LA elección es seguir en movimiento...

sábado, diciembre 24, 2011

¡¡¡Felicísima Navidad!!!


Que el Niñito Jesús te traiga todo


aquello que ansía tu corazón...



¡¡¡Felicísima Navidad!!!






lunes, diciembre 19, 2011

Hoy necesito...

La escuché hoy cuando venía a casa después de un día algo gris... 
Me encantó... Nonono: me requetencantó y busqué la letra hasta 
volver loco a Google, pero ¡la encontré!... 

Cuánta falta hace un abrazo a veces  ¿verdad?











Hoy necesito que me abraces fuerte
sin palabras, sin excusas, sólo brazos;
que no tengas prisa; que no me recuerdes
que sólo somos la apariencia de este barrio



Hoy necesito que me abraces fuerte
por encima de los miedos y prejuicios;
que alcances ya los huesos y me despiertes lejos
de esta torpe selva a fin de siglo.



Y no me preguntes que es lo que pasa.
No traigo heridas,
es sólo que preciso notarte bien dentro,
sentirme en casa, saber que es muy cierto
que estoy contigo...



Hoy necesito que me abraces fuerte
y que tu silencio traiga mucha calma,
que la noche venga lenta como nieve
y nos halle enlazadas las espaldas.



Y no me preguntes que es lo que pasa.
No traigo heridas,
es sólo que preciso notarte bien dentro,
sentirme en casa, saber que es muy cierto
que estoy contigo...




Hoy necesito que me abraces fuerte
por encima de los miedos y prejuicios,
que alcances ya los huesos y me despiertes
lejos de esta torpe selva a fin de siglo.

Y no me preguntes que es lo que pasa.


No traigo heridas,
es sólo que preciso notarte bien dentro,
sentirme en casa, saber que es muy cierto
que estoy contigo...



(Complices)

lunes, diciembre 12, 2011

El Principito... XXI

-¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... "

-¿Crear vínculos?

-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes.



Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro.
Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...

El Principito









lunes, diciembre 05, 2011

Tener(se) paciencia...

En el camino que transitamos la paciencia es, sin duda, un ingrediente fundamental. Un Mago maravilloso que abrió espacios en mi alma que yo ni sospechaba, siempre me decía "la PAZ es una CIENCIA, por eso se llama PAZ-CIENCIA". Y eso es, sin más, la paciencia: la ciencia de la paz...

En medio de algún proyecto personal, siempre que he hecho acopio de toda mi paciencia, todo me ha ido sobre ruedas. Este texto que recibí por correo lo ilustra fabulosamente y por eso quiero compartirlo con todos Ustedes...






Tenerse paciencia...


Hay que aprender a dejarse en paz a sí mismo.

Quien está trabajando sobre sus emociones, sus vínculos, sus hábitos, sus rasgos difíciles, su pasado, el despliegue de sus talentos..., transita un aprendizaje a veces difícil de ejercer:
TENERSE PACIENCIA

Los antiguos lo simbolizaban con algo universal: el PAN.
Esa sola palabra ya de por sí tiene un significado: UNIÓN (como en "panamericano","panteísmo"...).
La unión trabajosamente amasada de harina, agua y sal (que representan el cuerpo, las emociones y la conciencia).

Pero hace falta algo más para que el pan sea pan: la levadura.
Y no sólo eso: el proceso de levado.

Para que ese proceso se dé, la masa debe dejarse tranquila, envuelta en tibieza.

Y uno tiene una sola tarea por hacer: ESPERAR.

Como decía el Siddhartha de Herman Hesse: "Yo sólo sé tres cosas: meditar, esperar y ayunar". ¡Qué difícil!...

Para lograr unidad interna (congruencia, integridad) debemos trabajar largamente todo lo "crudo" que hay en nosotros: hacernos cargo, observarlo día a día... ¡amasarlo!

Pero una parte nuestra, simplista y superficial, quizás quiera resultados ¡YA!

Para colmo, la mercantilización del mundo interno vende hoy sistemas para iluminarse en un fin de semana, técnicas mágicas para "obtener paz y armonía", "guías espirituales" autoproclamados, o incluso diplomas para ser "terapeutas" en sólo unos pocos meses...
(¡El Cielo nos proteja de tanta confusión!) Cual si tuviéramos un botón invisible que, si lo tocáramos, "sanaríamos" de inmediato, sin tantas vueltas...

Mas quien no compra espejitos de colores, sabe que trabajar internamente es como estar embarazado de sí mismo. Y que es necio gritarle a un bebé que aún está en el vientre:
"¡Hey, ya basta de tanta gestación! ¿Por qué no naces de una buena vez???".

TENERSE PACIENCIA, mientras nuestros cambios se van gestando, invita a ejercer una actitud amistosa consigo mismo, como la de dos personas que se acompañan mutuamente en una sala de espera: AUTO-ACOMPAÑARSE, sin dejar de poner empeño en el trabajo cotidiano, aunque su fruto no se haga de inmediato evidente, y nos parezca que estamos estancados o, peor aún, retrocediendo.

Esa espera es PARTE DEL CAMINO (¡no una circunstancia que habría que saltear!). Y un buen día... la masa crítica del esfuerzo realizado comienza a germinar en conductas nuevas: uno se vuelve parturiento ¡de sí mismo!...

Aprendámoslo del bambú, en este texto de autor desconocido:

Hay algo muy curioso que sucede
con el bambú japonés y que lo transforma
en no apto para impacientes:
siembras la semilla, la abonas,
y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede
nada apreciable.

En realidad, no pasa nada visible con la semilla
durante los primeros siete años,
a tal punto que un cultivador inexperto
estaría convencido de haber comprado
semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año,
en un período de sólo seis semanas
la planta de bambú crece... ¡más de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No, la verdad es que se tomó
siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
ese bambú estaba generando, silenciosamente,
un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento
que iba a tener después de siete años.


Virginia Gawel & Eduardo Sosa



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