lunes, mayo 30, 2011

El retorno de los nómades... (16)

El retorno de los Nómades
Lía Schenck




El Amor
Fragmento de Historias de Amor
(Cont.)


En septiembre una mujer andaba con flores
de heliotropo en su corpiño.
Ella andaba con esos latidos esenciales en su
costado izquierdo y le encantaba imaginar que
el corazón no era rojo ni del tamaño de un
puño, sino azul y de un tamaño mucho más
abierto. Uno de esos días se encontraron.
Gracias a él supo que los heliotropos no son
azules sino índigos y supo que el índigo está
más allá del azul. Supo que estaba enamorada
de él de una manera tan más allá del azul que
no le cabia en el corpiño.


***


Por temporadas ella parecía más solitaria
que otras mujeres.
Cuando sintió que él casi le pisaba los talones
con palabras de duraznos y otros frutos
con azúcares, giró sus pies
y le propuso abrir por la mitad las soledades
y comerlas entre los dos como a frutos
de estación.
Siguieron juntos por el camino, comiendo
soledades hasta los carozos y amándose
debajo de las enredaderas.


Si deseas leer el libro desde el principio, haz click en la etiqueta
"El retorno de los nómades", que aparece al pie de esta entrada,
donde dice "Guardadito en"

lunes, mayo 23, 2011

Creer...

Gracias Max...

No vivo contigo porque me eres confortable, como un sillón. No estoy contigo porque me eres útil en tu conversación, o en tus ideas, o en el color de tus ojos.Vivimos entre objetos, pero el sentido se dá entre sujetos. Vivo contigo porque creo en tí. No por lo que sé, ni por lo que sabes, sino porque nos creemos.

Querer es creer.

Dios mío, los días oscuros son aquellos en que quiero y no creo. Entonces me busco entre aparatos, cosas, libros, bibliotecas, magnolias y no me encuentro, no me encuentro. No me encuentro sentido.
Son días en que nada falta, salvo alguien.magnolias y no me encuentro, no me encuentro. No me encuentro sentido.


Son días en que nada falta, salvo alguien.



Jaime Barylko
Sabiduría para la Vida







lunes, mayo 16, 2011

Curar las heridas...



Para curar una herida, primero se limpia bien, también
alrededor, desde bastante distancia. De sobra sabe el
cirujano que duele; pero, si omite esa operación, más
dolerá después. Además, se pone enseguida el
desinfectante: escuece -pica, decimos en mi tierra-,
mortifica, y no cabe otro remedio que usarlo, para que
la llaga no se infecte. Si para la salud corporal es
obvio que se han de adoptar estas medidas, aunque se
trate de escoriaciones de poca categoria, en las cosas
grandes de la salud del alma -en los puntos neurálgicos
de la vida de un hombre-, ¡fijaos si habrá que lavar, si
habrá que sajar, si habrá que pulir, si habrá que
desinfectar, si habrá que sufrir! La prudencia nos exige
intervenir de este modo y no rehuir el deber, porque
soslayarlo demostraría una falta de consideración, e
incluso un atentado grave contra la justicia y contra la
fortaleza.

Josemaría Escrivá de Balaguer



lunes, mayo 02, 2011

En este mundo...

 

 
En este mundo hay tan poquitas cosas
capaces de endulzarle a uno la vida /
digamos la esperanza amanecida
o la lluvia que brilla en las baldosas
 
me gusta la constancia de las rosas
que nunca dan su espina por perdida
y también la tristeza repetida
de las palmas tan solas y orgullosas
 
pero no hay nada tan profundo y leve
como el alma y el vértigo y los labios
de esa mujer que al verla nos conmueve
 
para ser alguien entre cielo y suelo
y salvarse del odio y sus resabios
nada como el amor y su consuelo
 
Mario Benedetti