lunes, noviembre 29, 2010

El retorno de los nómades... (10)

El retorno de los Nómades
Lía Schenck




Reconocimiento y acercamiento a los nómades (Cont.)


Todos los nómades del planeta aman el agua de los ríos
y aman las flores
con la misma intensidad que a las tormentas.
Las aman sin esperar reciprocidades
ni correpondencias.
Se enamoran de todas las cosas que se mueven.
Andan por la vida enamorando flores y leopardos.
Cuando se enamoran entre ellos, intercambian
señales, recortes, libros, papelitos de carnaval
y plumas de pájaros.
Se aman y se besan sobre los arrecifes y entre
linos florecidos y debajo de los rastrojos
y en las partes más altas de la noche.
Se enamoran preferentemente los lunes y
los jueves o cualquier otro día en que el amor
los soprenda.
Nunca tienen miedo a los desamores porque saben
que el amor anda suelto en el aire.


Desde que aprenden a saber, los nómades saben
que nada de lo creado les es ajeno.
Ni el llanto de otro hombre en la tormenta,
ni la risa de otra mujer en las bodas,
ni los vagidos de un recién nacido.
No les son ajenos los secretos de las serpientes,
ni las soledades de los desiertos. Comprenden
los silencios de las montañas y el estremecimiento
de los volcanes. Comparten los cambios del
agua y la incertidumbre de las nubes.
No son ajenos a la osadía de los leopardos,
ni  a la mansedumbre de las gacelas.
No son ajenos a nada que sueñe o se transforme.




Si deseas leer el libro desde el principio, haz click en la etiqueta
"El retorno de los nómades", que aparece al pie de esta entrada,
donde dice "Guardadito en"

miércoles, noviembre 10, 2010

Se dan abrazos gratis...

Hace tiempo, blogueando por ahí y me encontré esta lindura aquí... increíble la reacción de la gente: unos asombrados, otros escurriéndose o haciendo como que no ven... pero la reacción de los valientes es una bellezura y la del protagonista del video, maravillosa... A una persona así vale la pena encontrársela, me encantaría conocerlo.






Pues eso... aquí también se dan abrazos gratis!!!

(o=



lunes, noviembre 01, 2010

Ser persona...


Gracias, Max y ¡feliz cumpleaños!



Pero no éramos cosas. A las cosas se las evalúa porque son del mercado, se compran se venden, sirven para algo y terminan traduciéndose en pesos o en dólares.

Nosotros éramos personas, también nos evaluábamos porque no podemos dejar de ser cuerpos, altos, bajos, vizcos, de piel grasosa, de cabello lacio, de ojos azules, de orejas chiquitas, de calzado cuarenta y dos, de talle ajustado, de tobillos gruesos…

Pero en última instancia se produce la valoración del otro, en calidad de persona, me gusta o no me gusta, me atrae o no me atrae, quiero estar con ella otra vez o no quiero volver a verla jamás.

Eso que está allí pero, sin embargo, no es el cuerpo, los aritos, ni el busto: todo eso y más que eso, es una persona.

Está el individuo y está la persona. La persona es la portadora de valores .El individuo puede ser feo. La persona, en cambio, puede ser una bella persona.

Nosotros nos seguimos viendo largas semanas.

Nos peleamos , discutimos, nos dijimos más de una frase ofensiva, pero nos necesitábamos. La persona necesita a la persona. Ese valor se llama afecto, amor. No es un negocio manejado por la inteligencia (y cuando lo es,lamentablemente de amor no tiene nada) según el cual “ me conviene “ ligarme a ti ). No, es un valor que el pueblo expresa diciendo: “contigo pan y cebolla”.

Te necesitaba. Pensaba en ti. Soñaba contigo. Con nuestra unión. Te deseaba. No tu cuerpo. Nunca se desea un cuerpo. El cuerpo es un pretexto para el deseo. Te deseaba a ti, persona. El sexo puede desahogarse del mil maneras en miles de cuerpos, y no dejar huellas.

Como dice Salomón el rey sabio, hay cuatro cosas que no son y tres que no alcanzo a captar:

- el camino del águila en el cielo.

- el camino de la serpiente en la roca.

- el camino del barco en alta mar.

- y el camino del varón en la mujer.


Huellas, todos los seres dejan huellas en el camino que se borran, o desdibujan. Pero las huellas de un hombre en una mujer no están afuera, no se dibujan; están adentro, en el sentimiento, en el sentido, en el valor.

En la memoria está el valor de ese encuentro.

Ni cuerpos ni almas, personas y valores.

Jaime Barylko