lunes, noviembre 30, 2009

Mis hombres...

Artículo de Maruja Torres, a propósito del Día Internacional contra la Violencia de Género, aparecido en la página El País Digital, el pasado 26 de Noviembre...





Mis hombres
Maruja Torres

"De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo"  (*)


Aproveché el Día Internacional contra la Violencia de Género para reflexionar acerca de los hombres de mi vida que ni son ni han sido más ni menos que yo, y que me han ayudado a ser y a estar. Como me he hecho vieja con relativa sabiduría, y porque a veces les hablo a ustedes en voz baja, me voy a permitir homenajearles en esta columna.


Al hombre que me enseñó a leer y escribir, meciéndome en sus rodillas. Al hombre que me inoculó su pasión por los libros y por la libertad interior de la lectura. Al hombre que me ayudó a cruzar la línea divisoria entre la ciudad y el gueto. Al hombre que cuando me sabía dolorida me decía: "Vuelve a la redacción, éste es tu hogar". Al hombre que me abrió su mundo para que me pudiera pertrechar con alimentos del alma que me ayudarían a salir a la lucha. Al hombre que me acompañó durante diez años, mientras los dos crecíamos sin hacernos más daño que el de los estiramientos rápidos. Al hombre que me dio trabajo diciéndome que yo valía. Al hombre que me dijo por primera vez: "Tú puedes, tú debes". Al hombre que me acompañó en mis duelos. Al hombre con el que hablo de cine y de la enfermedad y la muerte.


Al hombre que vino a mi casa la noche después de aquella en que fui violada, y me hizo el amor con toda la ternura necesaria para que no repercutiera en mí ese involuntario contacto con uno que era menos que cero. Al hombre que se ríe conmigo y hasta de mí y que me permite mantener la fatuidad controlada y la generosidad en improvisación permanente.


De estos hombres muchos están muertos y otros me sobrevivirán. Pero en este corazón tienen su sitio, y ninguno ha dejado de entibiarme la vida durante un solo día.


Va por ellos. Va por vosotros.


(*) Eslogan del campaña contra la violencia de género.
En las imágenes, el solista del grupo musical El Canto
del Loco, Dani Martín, y la cantante Chenoa

jueves, noviembre 26, 2009

Las noticias no cuentan (toda) la verdad...

Y habrá despistados que se lo crean
todo porque "lo dice el periódico"...


Un avión muy terco...
(Tres veces, ¡tres!)




Un telescopio presumido,
como diría mi amigo REL ;)




Títulos noviliarios que hay que recibir
capote en mano...



Hernias dolorosííííísimas...




Una fractura ilocalizable...




Una romería con unos peregrinos
muy sui generis...



Guerras indigestas
(como todas las guerras)





Un contagio anunciado...





y otro contagio más...




El in-fortunio de la matriarca
del clan Franco (pobishita)...





La inseguridad que en Caracas
-creíamos- era la peor... y no,
los canarios nos ganan, chic@s...




Un viernes que da pa'todo...





El futuro ya está aquí,
¡lo dice el periódico!





Hay eseñanzas que deberían estar proscritas,
desde luego...






Cultivos insospechados...
(voy a sembrar mi macetita...)





¿Qué dirá el Vaticano de estas ventas?





Los tendederos salvan vidas,
no importa la edad del bebé...





¡Menos mal que la confirmó!





La culpa siempre es del tiempo...




lunes, noviembre 23, 2009

Voy a poner la mesa...

El comedor de mi casa




Voy a poner la mesa para almorzar, pienso, mientras quito de la mesa del comedor, los libros con los que estaba estudiando y los pongo sobre mi escritorio.

Organizo la ropa que tenía en el otro lado de la mesa y que había planchado por la mañana. La distribuyo en los closets de las habitaciones de cada quien. Ya que estoy, acomodo zapatos, aliso cubrecamas, levanto del todo los shades y abro las ventanas.

Vuelvo a pasar por el comedor y recuerdo que iba a poner la mesa...

Voy a la cocina, saco el mantel, lo despliego sobre la mesa del comedor y veo que está manchadísimo. "Joder, estas nenas guardan el mantel sucio, en vez de meterlo en la lavadora".

Me devuelvo a la cocina, entro al lavadero, meto el matel en la lavadora y veo que está llena. Ya que estoy, le echo jabón, suavizante, selecciono el ciclo de lavado y la dejo lavando.

Regreso a la cocina, saco un mantel limpio, me voy al comedor y lo extiendo sobre la mesa.

Suena el teléfono. Respondo la llamada y me llevo el teléfono a la cocina.

Lavo las cosas que he utilizado para hacer el almuerzo y que no suelo meter en el lava-vajillas.

Saco cubiertos, platos, servilletas, vasos y los voy poniendo sobre la encimera de la cocina, sin dejar de hablar con el técnico del aire acondicionado, que me habla de kilovatios y amperios, como quien habla del tiempo.

Sigo hablando mientras hago la ensalada: corto lechuga, escarola, espinacas, alcachofas, daditos de queso manchego y de jamón ahumado. Añado pasitas y preparo una vinagreta con aceite de oliva, vinagre de Módena, miel y yogurt natural.

Cuelgo el teléfono, apunto los datos que me dió el técnico, porque seguro que en dos minutos más no los voy a recordar.

Vuelvo a la cocina. Ahora sí, me llevo todo a la mesa y lo coloco...

Me siento aquí y escribo todo esto, pero tengo que parar porque la lavadora ha terminado todo el ciclo de lavado y tengo que tender la ropa...
 Seguro que habrá quien de más vueltas que yo...




Me entra la duda: Si pusiera en línea recta todos los pasos que he dado sin salir de casa, desde que me levanté a las 7 am hasta ahora (2:00 pm), ¿hasta dónde me llevarían?
Seguro que a Écija...

lunes, noviembre 16, 2009

Una de dos...


Lucía miró a su marido dormitar en un sillón. Despertaba a ratos, la miraba y sonreía como desde otro mundo. En una de esas pestañeadas ella le dijo con toda suavidad:

-¿Sabes? Cuando uno de los dos se muera yo me voy a ir a Italia.


Ángeles Mastretta
"Maridos"
Ed. Seix Barral, 2007

lunes, noviembre 09, 2009

De lo eterno y lo efímero...


"A menudo me he preguntado, como miles de otros...,
si hice bien en escapar de mi país durante la dictadura,
si tenía derecho a desarraigar a mis hijos y arrastar(los)...
a un futuro incierto en un país extranjero, o si hubiera
sido preferible quedarnos tratando de pasar desapercibidos,
pero esas preguntas no tienen respuesta. Las cosas se dieron
inexorablemente, como en las tragedias griegas; la fatalidad
estaba ante mis ojos, pero no pude evitar los pasos que
conducían a ella..."

Isabel Allende
"Paula"




Si algo me salvó de volverme loca y no morirme de dolor -textual-, cuando salí de Venezuela, fue el asumir que "esto es lo que hay, tengo que echarle un camión de ovarios y seguir... un pie delante del otro..."


Lo que sí no he podido relativizar es el tiempo, me parece que en vez de casi siete años han pasado quillones y cuando vuelvo la vista atrás, a veces siento que "antes de vivir en España" fue un sueño, la vida de otra persona que tiene mi cara, pero no soy yo...


El día que llegué a España, supuestamente solo por 10 días, (el próximo 10 de febrero cumplo siete años aquí), lo único que me entibió el corazón fue ver a mi Petardi - ¡te quiero!- esperándome con todo su cariño en la salida de la aduana del aeropuerto de Barajas, pasar ese día con él (de recuerdo está la foto) y luego, poder abrazar de nuevo a mis hijas esa noche, al final de una carrera loca por la escalera mecánica de la estación de trenes de Córdoba, sintiéndo, como una premonición, que si no corría se iban a desvanecer delante de mis ojos... como se habría de desvanecer después todo lo demás...

A veces no somos conscientes de las cosas, de lo afortunados que somos con la vida que tenemos (aunque hacer cambios sea necesario), seguramente porque no podemos saber cuándo será la última vez que haremos algo o veremos una carita o un lugar querido... y gracias a Dios por que eso es así, de lo contrario viviríamos en un aullido de dolor contínuo... Lo que hay que hacer es darse cuenta, disfrutar cada momento como si fuese el último...
Carpe diem!





Yo no se si te he dado las gracias por tu amistad, Petardo, al menos no me alcanzará la Vida para hacerlo... Tú no sabes lo que significaban esas llamadas casi diarias a mi móvil, ese móvil que aún tengo en el cajón de mi escritorio, cuando me he deshecho de todos los que vinieron después. Ese móvil que no sonaba, porque no tenía a nadie a quien dárselo; en Venezuela el móvil sonaba cada minuto, aquí estaba mudo... y cuando sonaba yo sabía que eras tú, entonces entraba el sol a raudales y no me sentía sola, ni perdida. Marina y tú son mis soles, y conste que no sale su foto porque acabo de caer que ¡no tenemos una foto de los tres juntos!... Los quiero como solo a Uds. se les puede querer ♥

lunes, noviembre 02, 2009

Procesos...



Líbranos, Señor,
de encontrarnos,
tantos años después,
cuando ya nos creíamos
resucitados,
con aquello que una
vez
nos mató...






Hay procesos que nos marcan para siempre, que hay que trabajar mucho para dejarlos atrás, cada cosa en su lugar, pero atrás, para no cargar por siempre los lastres del dolor... pero pasa el tiempo y nos damos cuenta de que lo que se pensó era un proceso más o menos superado para las personas involucradas, no es así... Inesperadamente vienen las palabras hirientes y queda claro que lo que para ti era agua pasada, para otros sigue siendo un río que les orada el alma y les llena de fango los cristales de las ventanas... hay piececitas sueltas que les siguen haciendo ruido por ahí...


Entonces toca entender y aceptar que el problema no es nuestro, porque ni siquiera la responsabilidad del proceso fue nuestra sino de otro(s), que siguen creyendo que haciéndose los locos van a poder eludir su responsabilidad... Y cuando uno sabe que hizo TODO cuanto pudo por estar cerca, por mediar, por intentar resolver y el otro no se dejó, lo que toca es repetirse una y mil veces que lo sensato es mantener una distancia prudente para no salir achicharrado, o embarrado, lo cual de ninguna forma es egoísmo, sino supervivencia...


Mi comadre Magaly me decía al respecto en un correo:


Acuérdate del caso de la Iglesia Católica con Galileo: lo chamuscaron, y hace como 6 ó 7 años volvieron a abrir su caso. Uno dice: nada, la Iglesia va a pedir perdón. ¡Pues no! La Iglesia emitió un comunicado "Perdonando a Galileo". ¡Será por el olor a quemado, no te jode! Pues aquí funciona más o menos el mismo principio: así como no vamos a cambiar a una institución de 2000 y pico de años, no vamos a cambiar la manera de pensar de esa persona. Tú, por tu parte, sentaste tu posición, clarísimamente y ya. No te dejaste machacar y defendiste a los más débiles."